Raúl Pernia somete al latón, como material principal, a un proceso de oxidación, dando lugar a unas esculturas, con formas y tonalidades únicas. En forma de panel o cuadro, de diferentes tamaños y medidas, permitiendo adaptarlas a cualquier lugar o estancia.
Materiales transformados que se convierten en montañas, aves, mares metálicos de formas ondulantes, peces o mariposas.